Escribo para señalar una serie de actitudes patriarcales por parte de Melow que no han sido revisadas y se repiten reiteradamente. No estoy hablando de comportamientos aislados si no de un intento de anulación que considero necesario visibilizar de cara al resto de mujeres. No soy ni la primera ni la última y mucho menos tratándose de una persona que miente constantemente y maquilla su machismo siendo perfectamente consciente de este. Las autocríticas no son reconocer lo que has hecho según la situación, se demuestran día a día, actuando en consecuencia y desde luego no cayendo en lo mismo que se le ha señalado en varias ocasiones.
De la misma manera que cuando señalo opresión lo hago con el objetivo de revisión tanto con él como con todas las personas de mi círculo. Quiero resaltar que aunque no sea mi deber ni como mujer ni como feminista, he hecho pedagogía con el muchísimas veces hasta que ha acabado con mi paciencia al repetir casi todas las cosas que habían sido señaladas previamente aunque las reconociese en su momento.
Dicho todo esto sus actitudes son las siguientes:
Dicho todo esto sus actitudes son las siguientes:
- Coaccionarme evitando tratar temas que le cuestionan como agresiones pasadas que intenta ocultar y justifica desacreditando a las compañeras que le señalaron en su día.
- Enviar conversaciones privadas y hablar sobre mi formación y mi trabajo político para desacreditarme y buscar apoyos
- Tratarme como una loca y una exagerada insinuando que me invento sus agresiones varias veces después de haber sido señalado por ello.
- Aleccionarme sobre mi opresión y rebatir mis criticas ejerciendo su privilegio masculino.
- Imponerme el tiempo y los modos en los que señalar sus agresiones.
- Insinuar que en mi espacio político no van a escucharme porque él es hombre intentando desempoderarme y silenciarme.
- Victimizarse y justificarse cada vez que le señalaba.
- Mentirme sobre una organización de la que es exmilitante y sobre compañeras de esta para manipularme y silenciarme.
- Culpabilizarme para garantizar sus privilegios en varias ocasiones después de haber sido señalado, además de usar sentimentalismo y chantaje emocional.
- Hablar en mi nombre después de advertirle que no se le ocurriera en varias ocasiones también, además infantilizándome y victimizándome cuando es perfectamente consciente de que en ningún momento me he callado ninguna agresión suya.
- Instrumentalizar la lucha feminista para lavar su imagen pública cuando reproduce conscientemente lo mismo que denuncia.
- No respetar mis análisis políticos e intentar convencerme de que son erróneos fomentando las inseguridades y el desempoderamiento patriarcal en el que somos educadas las mujeres.
- Valorar y evaluar sus agresiones e intentar amoldar mis críticas en función de sus privilegios.
- Acusarme de agresora desde su pedestal de privilegios por defenderme del acoso que él ha provocado.
- Utilizar su privilegio de hombre para contar su versión sesgada de sus comportamientos machistas conmigo a mujeres a las que yo iba a acudir buscando su respaldo para aislarme otra vez.
- Cosificarme tanto a mí como al resto de mujeres a las que utiliza según su conveniencia y su satisfacción.
Silenciar, invisibilizar y no posicionarse con respecto a agresiones machistas aunque vengan de “compañeros” nos debilita, nos desempodera, nos aísla y garantiza el orden social patriarcal contra el que luchamos.
Ninguna agresión sin respuesta, ningún agresor sin señalar.